"Para mí sólo recorrer los caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Esos recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo, y esos recorro mirando, mirando sin aliento" Castaneda

lunes, 13 de febrero de 2012

Viaje 2012 XI: Cajamarca

"Si el camino surge de la nada,
será que mi canción llegó hasta el Sol"
Luis Alberto Spinetta

El micro que nos trasladó de Trujillo a Cajamarca significó otro viaje para el olvido. Gente vomitando, bebés llorando, lluvia torrencial y misteriosas y prolongadas paradas del coche en medio de la ruta. Sin embargo, me entretuve bastante con la película que pasaron, en la cual dos amigos, sintiéndose desdichados con sus existencias, intercambian sus vidas. La película es mala, pero divierte. Iba imaginándome cómo sería intercambiar mi vida con List, que también se cagaba de risa a mi lado.


Cuando finalmente arribamos a Cajamarca, a eso de las 6 de la mañana, comenzamos a caminar y nos metimos en un antro donde merendamos café y sánguche de huevo frito (se merienda livianito en este país). Después caminamos hasta la histórica Plaza de Armas, lugar de encuentro entre Francisco Pizarro y el Inca Atahualpa Yupanqui. Aquí se produjo el fin de la autonomía del Estado Inca.



Lo sorprendente de la victoria española fue la diferencia numérica de soldados con que se encontraron. Según se dice, mientras los americanos eran entre 30 y 40 mil personas, los del viejo continente eran apenas unos 180, más 37 caballos. Las crónicas cuentan que el Inca y su séquito marcharon a la plaza completamente desarmados, debido a que pretendían atrapar a los españoles "como a perros". Los europeos les tendieron una emboscada, y generaron el pánico del pueblo quechua gracias a su artillería y sus enormes animales, hasta entonces desconocidos para los nativos. Muchos de los amerindios huyeron de la plaza, mientras que otros se quedaron para defender al "Hijo del Sol".

Cuenta la historia (escrita por los españoles, claro está) que el Inca era llevado en andas por un gran número de personas. A medida que éstas eran asesinadas, se iban reemplazando en su labor. Atahualpa "no debía tocar el suelo". Ante esta obstinación, amparada en las creencias de los americanos, los españoles se encontraron con una enorme ventaja que supieron aprovechar. El Inca Atahualpa Yupanqui, "Hijo del Sol", fue capturado por los españoles. Ese 16 de noviembre de 1532 se produjo el fin del Tahuantinsuyo..


Así que nos encontrábamos en la Plaza de Armas de Cajamarca, escenario del mítico encuentro entre españoles e incas que definió el rumbo de la historia no sólo de América sino también de Europa, mal dormidos y con nuestras mochilas a cuestas. Tenía el teléfono de un chabón de Couch Surfing que podría hospedarnos, pero lo llamé y me dijo que estaba trabajando y que no volvería hasta la tarde. Teníamos que inventarnos una manera de pasar la mañana, aunque el mayor anhelo que poseíamos era el de encontrar un lugar donde dormir.


Con una agencia visitamos Cumbe Mayo, un complejo de asombrosas formaciones geológicas que datan de millones de años de antigüedad. Existen acueductos, petroglifos, centros ceremoniales y observatorios astronómicos pertenecientes a la civilización cajamarca (año 1200 a.C.). Es un lugar con una energía extraña y pregnante, me hubiera gustado ir sin el tour para poder disfrutar a mis anchas de sus paisajes.
 



Habíamos llegado a Cajamarca con la idea de pasar sólo una noche y continuar nuestro recorrido, pero nos encontramos con que estábamos en “la capital del carnaval peruano”, justo en el inicio de las fiestas. Además, la casa donde caímos por medio de Couch Surfing resultó ser el lugar ideal. Nuestro anfitrión, Gemo, es un peruano super copado y, además, fanático de la música argentina. Nos presentó a sus amigos y pegamos muy buena onda, al punto de fantasear con viajar juntos el próximo verano. Producto de estos imprevistos, nuestra estadía en la ciudad se terminó extendiendo hasta convertirse en casi una semana.


Presenciamos el inicio del carnaval degustando comidas y bebidas típicas del lugar: ceviche con frito (el ceviche es una comida típica del Perú a base de pescado, el frito es una papa local) y ojo de tigre (jugo de ceviche, con limón, maíz y un maní de acá llamado cancha). Fue un lindo espectáculo de música, colores y sabores, con mucha alegría y agua en las calles cajamarquinas.



El 8 de febrero lo estaba pasando realmente bien, tomando y charlando con amigos, hasta que desde Buenos Aires me llegó una noticia que oscureció el carnaval y apagó una llama interior: la muerte de Spinetta. Todo homenaje le queda chico a ese ser humano divino que iluminó a tantas generaciones a través de su música y poesía. Se apoderaron de mí los recuerdos de los recitales suyos que tuve la suerte de presenciar, y el dolor fue inmenso. Eternamente agradecido por la compañía que me brindó sin siquiera saberlo, y del mar de emociones que me recorrieron y recorren al escuchar su obra, hoy me siento en deuda con él y con las huellas que dejó en mí. Nos deja, a todos, un ejemplo de honesta y verídica lucha por el arte, lucha que no se debe abandonar jamás.


Por la noche anclamos nuestros cuerpos en "Tizney", el bar más antiguo de la ciudad. En un clima acogedor y familiar, y con paredes rebosantes de color (imágenes de los Beatles, César Vallejo y anuncios de corridas de toros, entre otros), compramos un trago llamado tomatillo, especialidad de la casa. La jarra costó siete soles (menos de tres dólares) y tomamos seis personas. El trago, además del tomatillo propiamente dicho, lleva ananá. Es suave y muy rico… aunque, cuando te diste cuenta, ya estás viendo las estrellas.


Cuando nos dijeron que en Cajamarca había aguas termales, nos imaginábamos una fabulosa pileta natural en medio de la montaña (tal imagen conservábamos de El Ojo del Inca, Potosí). Grande fue la decepción cuando llegamos al lugar, llamado “Baños del Inca”, y nos encontramos con un complejo de duchas, hidromasajes y piletas individuales desprovisto de todo paisaje al aire libre. Sin embargo, tras la consternación inicial, entendimos que el agua que emerge de la tierra está a unos 70 grados (casi para unas salchichas), por lo que se torna imperioso mezclarla con agua fría para bañarse. El baño más barato cuesta cuatro soles. La experiencia resultó ser extremadamente relajante... (además nos bañamos, cosa que no hacíamos desde nuestra estadía en Lima, una semana atrás).


También visitamos las cataratas de Llacanora. Allí tuvimos una discusión con un sujeto con un fuerte olor a alcohol que pretendía ser nuestro guía a cambio de una módica suma de dinero. Por
su culpa se empañó un poco la belleza del lugar, que nos llegaba en forma de una enorme caída de agua.


Esa noche salimos al centro y había un puesto tras otro donde degustar vino. Estábamos con Gemo y sus amigos, y tras degustar unos diez vasitos cada uno compramos una botella de vino dulce por siete soles. Nos sentamos en la plaza, y cuando estábamos por descorchar se nos acercó un borracho de bigote y pantalones rosas.
- ¿Ustedes sabían que existe una ordenanza municipal que prohíbe que se reúnan más de 7 personas en la plaza?
- Pero nosotros somos seis.
- Ahora somos siete. ¿Me convidan un cigarrillo?

Así comenzó una reunión memorable con Paco, un divertidísimo borracho -confeso- de 60 años. Tenía en la mano media botella de vino que nos convidó, y cuando se acabó abrió su campera y sacó otra sin descorchar. Dentro de su camisa y sus pantalones también tenía una petaca de ron, una lata de atún “para la bajonera”, y quién sabe cuántas cosas más. Parecía el Papá Noel del delivery de alcohol. Nos hizo morir de risa toda la noche. Era de esas personas que inevitablemente se vuelven el centro de atención en cualquier reunión, acaparando todas las miradas. Un entrañable personaje que lamentamos no haber vuelto a cruzar el resto de las noches.

Tomándote un bus desde Cajamarca llegás a las Ventanillas de Otuzco, lugar que habría sido un complejo funerario de los cajamarca. Está conformado por cientos de ventanillas talladas en la roca, en cuya mayoría fueron hallados restos óseos de miles de años de antigüedad.


En Cajamarca, así como actualmente en varias regiones de la Argentina, existe un fuerte conflicto con una empresa minera. En este caso, el nombre propio es el de Yanacocha, que a través de su “Proyecto Conga” pretende explotar a cielo abierto una zona donde abunda el oro. Los problemas de la contaminación a cielo abierto, con su consecuente contaminación del agua y del medio ambiente, son la causa de la rebelión de un pueblo que no se deja tratar como basura. Esta problemática demuestra que, cuando hablamos de Latinoamérica, no podemos hablar de conflictos nacionales o locales, sino regionales o globales. La lucha que está brindando el pueblo, a través de pintadas, folletos y movilizaciones por el agua y la vida, está emparentada con las del noroeste argentino. A las multinacionales que pretenden saquear nuestro continente en detrimento de nuestros pueblos, debemos responderles a partir de la unión latinoamericana. En lugar de buscar soluciones aisladas, parciales e individuales; luchemos por una América Latina unida e independiente.


Como mencioné al principio de la entrada, en Cajamarca los españoles liderados por Pizarro vencieron al desarmado ejército inca, acabando con su autonomía. Sin embargo, el Inca Atahualpa no fue ejecutado en el momento, sino que fue capturado y encerrado en un lugar hoy denominado “Cuarto de rescate”, ubicado en el centro de la ciudad. A cambio de su libertad, el Inca ofreció a los europeos llenar el cuarto en cuestión dos veces de plata y una de oro. Así, se movilizaron cargamentos desde todo el Tahuantinsuyo para cumplir la promesa. Unos ocho meses permaneció el Inca cautivo... Cuando cumplió con su parte del trato, los españoles consideraron que ya no lo necesitaban para nada, y lo ejecutaron en la Plaza de Armas,
demostrando una vez más la cobardía de sus actos..


Namora es un pequeño pueblo ubicado a una hora de viaje de la ciudad de Cajamarca. Allí Gemo tiene familia, y el último domingo asistimos al inicio del carnaval que festejaron. Éramos prácticamente los únicos turistas, y con gran alegría nos sumamos a los festejos pueblerinos, saltando y cantando al ritmo de las mismas canciones que veníamos escuchando desde nuestra llegada a Cajamarca. Estas canciones son conocidas por todos, y poseen infinitas estrofas. Cuando le pregunté a Gemo cómo hacían para recordarlas, me respondió “si las escuchas toda la vida, terminas aprendiéndolas”. En todo Cajamarca se reúnen al azar personas en las calles y, al ritmo de un redoblante y de variadas bebidas alcohólicas, se entonan esos versos que constituyen una patrimonio de su cultura popular.


Escribo estas líneas en las postrimerías de nuestra estadía en esta ciudad que tan bien nos trató. Por la noche partiremos a Chiclayo, con la idea de visitar el museo del Señor de Sipán, para luego emprender nuestra frenética marcha rumbo norte hacia Ecuador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario